9 jul 2025

Comparto reflexiones para este 9 de Julio

Frases de Jorge Luis Borges para el 9 de Julio

Con comentarios de Rosendo Fraga

 “Nadie es la patria pero todos lo somos”

En un poema escrito hace 54 años. La Patria tiene que ver con el arraigo, la tierra de los padres, ya sea por nacimiento o adaptación. Es algo que se vive, pero que a la vez se lleva dentro. El mencionado poema de Borges se llama Oda escrita en 1966 e integra el volumen El otro. Se adelantó dos años al escribir en homenaje al Sesquicentenario de la Independencia.

En dos oportunidades comienza afirmando esto de nuevo y entre otros conceptos dice:

“Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo cargado de batallas, de espadas y de éxodos”.

Más adelante agrega:

”La patria, amigos, es un acto perpetuo como el perpetuo mundo”.

Pero tras hacer referencia a quienes declararon la Independencia en circunstancias por demás difíciles para la emancipación americana, finaliza diciendo:

“Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan estas sombras que debemos salvar. Nadie es la patria pero todos lo somos”.

[…]

Creo que los hábitos patrióticos comienzan por el servicio a los demás, la preocupación por la comunidad, el valor de la solidaridad y el interés por lo colectivo.

Pero también, el patriotismo debe ser alimentado por el cultivo de ciertas manifestaciones y el cuidado y transmisión de tradiciones.

El no patriotismo tiene que ver con el egoísmo social, con la subestimación de lo propio, la negación de la historia y la tradición.

Y Borges, que combinaba una particular simbiosis de la universalidad de su cultura con el amor por sus raíces, al recordar nuestra Independencia, nos dice que debemos

”Ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa”.

Desde la perspectiva del presente, la negación a la evocación patriótica, es desperdiciar la oportunidad para que la sociedad argentina se reencuentre, reflexione sobre sí misma y mire hacia el futuro sin divisiones ni resentimientos, debiendo tener el patriotismo, la misma vigencia que en el pasado.

[…]

La Declaración de la Independencia fue votada por unanimidad en el Congreso de Tucumán.

En momentos que en Argentina la llamada “grieta” parece profundizarse, es un desperdicio –como sucedió el Bicentenario en Rosario de la muerte de Belgrano en Rosario–  no convocar a la unidad nacional, algo que quizás el Presidente esté a tiempo de corregir.

Rosendo Fraga

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

https://www.infobae.com/opinion/2020/07/09/el-9-de-julio-en-la-poesia-de-borges

 

  

2 jul 2025

Comparto un nuevo poema, Stasis

 


Stasis

Una vez Señora

frente al mar, tuve ráfagas  de inmortalidad,

quería que todo comenzara de nuevo.

Otra cosa distinta, cualquier cosa,

la eternidad entonces recorría mis huesos

Con el oído en la roca las olas me golpeaban,

me aferraba a ella mordiendo su sal.

Quería que el hombre comenzara de nuevo

lastimaba mi lengua y solo conseguía

que la sangre

se la llevase el agua.

 


28 may 2025

Un poema sobre la guerra de Ivo Kravic

 

Tiembla la espiga

Tiembla la espiga.

La luna mancha el puente

Que mañana cruzaremos

y la ciudad sitiada

titila en mis ojos

Hace frio y temo quedarme dormido

¿La vida es sueño?

El poeta cantó entonces, una  balada:

Nadie me ha convocado por el nombre.

He llegado a este puesto por la rotación de la vida.

Hay temporada para salir en guerra.

Acaso todo el año para estar en primera línea

y es tan amplio el frente que cada soldado está solo en lo suyo.

¿Sangrarán mis manos?

¿Verterán de mí, o de la yugular del enemigo?

¿Sabré matar por el rostro de mis palabras?

¿Encontraré antes el rostro que mis palabras elijan?

Llegará el día cálido de elogios, de promesas de gloria.

Sin embargo, no sabré,

 ni en los susurros femeninos más calientes,

ni en sus detalles mas íntimos.

qué hacer con la victoria

La tristeza del poeta se detuvo

¿Qué pasa?

¿Por qué no avanzamos?

El poeta miraba fijamente el trigal.

Las venas azules le estallaban en las manos.

Como si hiciera un gran esfuerzo por sostener el arma

Miraba el trigal,

¿Alguien puede ocultarse detrás de ese amarillo Van Gogh?

-Vamos, gritó alguien,

Caló la bayoneta punzando el cielo.

El arroyo espera la sangre.

La piedras me ofrecerán su respaldo

¡Dios! si hay un enemigo allá

En mi marcha veloz,

¿Abrirá mi bayoneta, ojos de una hermosura indescifrable?

¿aplastaré  anteojos de indescriptibles colores?

Dejo heridos abandonados a su suerte.

Y las hormigas se desprenderán hacia otra naturaleza.

Y la artillería hará saltar a los científicos hacia sus propias especulaciones.

 Habrá otra batalla después de la definitiva.

Otra vida cuando ocupemos a la ciudad.

Otro señor que nos mande.

Otra biografía.

Una razón del fuego que prefiero ignorar.

La razón de mi cuerpo y de mi alma.

¿Cómo entrar en la ciudad como quien siembra el terror

en un poblado feliz?

¿Cómo dejar caer una gota de sangre entre dos enamorados.?

Debo elegir otro modo de morir.

Me detengo ante una mujer apretujada en un rincón,

muerta de miedo.

Y le diré:  mujer no llores, levántate.

Y ella me ofrecerá vino en jarra romana.

¿Dónde vives mujer?

Alrededor de la ciudad sitiada

¿Y qué quieres?

Sangre de cuervos. Mi marido lo tengo encerrado en una cochería.

Necesito regresarlo y ponerlo bajo los alcauciles.

Tranquila, mañana con el bombardeo,

 los cuervos recuperaran su vuelo

 y su grandeza

y tu marido regresará por los aires

-Dios te oiga, joven poeta.

Titila la lumbre de una ciudad ya ocupada en sus ojos.

Nunca sabrá qué hacer con la victoria

Yo solo me hermano, piensa,

 con el que sabe

saberse sitiado.

Y en la bolsa de hule que reservaba para su cadáver guardará los escritos.

Saldrá al patio a fumar

Observará  juguetes dispersos

que dibujan vagamente su pasado,

y el sol dará en un cristal lejano.

en el que apenas repara.

Como si un padre

lo tuviese en la mira.

 

24 may 2025

Para este 25 de Mayo comparto una hermosa poesía de Juan María Gutiérrez, de 1841

 


A Mayo

(1841- fragmento)

 

 

Triunfos y glorias en la lira mía

deben hoy resonar. Cese el gemido

que entorno al polvo del campeón caído

lanzara el alma en pavoroso día.

 

Vengan hoy a mis cien palmas verdosas

porque el mustio crespón que anuncia llanto

nubla la mente que levanta el canto

al nivel de victorias portentosas.

 

¡Palma a mi sien! Mas palma entrelazada

con albas cintas en azul teñidas

colores que a la vez son bien queridas

del cielo hermoso y de la patria amada.

 

Palma a mi sien, recogimiento a mi alma

sublime majestad a la voz mía

dad ¡oh mi Dios! dispensador del día

como dais tempestades y dais calma.

 

Todo es tuyo, Señor, en mi creencia:

prodigios de los hombres y conquistas,

creaciones de vates y de artistas,

son obra tuya, no de humana ciencia.

 

Jamás alcé mi pensamiento al cielo

a contemplar las luces de tu gloria,

sin tenerte, Señor, en la memoria,

y sin mirar compadecido al suelo.

 

Y cuando pude comprender un día

lo que hicieron los próceres de Mayo,

ya comprendí también que ardiente rayo

de tu luz divinal les dirigía

 

Juan María Gutiérrez

 

 

 

 

 

 

13 may 2025

Un texto para pensar

 

Angustias de un historiador

Ivo Kravic

En sus inicios recuerda que, cuando joven, su modo de imaginar una clarinada llamando de degüello le inició en esa extraña “carrera”, la historia. Pues bien, ahora respira hondo, está entre documentos, y se remite a la letra.  Sin embargo, saltea sus espacios abismales o esas manchas de tinta temblorosas, de duda o de incertidumbre de quien escribiera por esos tiempos. La letra es, para él, lo que obviamente se infiere de los reconocidos actos del occiso. Al dar vuelta el folio sabe que va a encontrarse con una mano en la chaqueta y la otra detrás. ¿Cuál de las dos manos es más importante? ¿Hay alguna otra certidumbre más allá de la costumbre de ser perpetuado? Quizás ni el occiso mismo lo sabía. Se sabe que fue apto para cruzar montañas, dadivoso en colocar piedras escolares, sangriento como el demonio en afilar un sable a molejón de barbero, lúcido por la oscuridad de la mano en la que atesorar la pluma, con una bandera tironeándose del alma para jurarla en una barranca inhóspita, o viendo al mar por última vez con una copa de veneno, la definitiva.

Nunca (y deja a un costado la lupa) estertor por el cansancio del corazón, nunca sabrá por qué la calma precede a la tempestad, esa que trajo de aquel lado del mar y se quedó con nosotros. Y aunque algún día se muere la materia, la de historia (tiembla con solo pensar por dónde irá el espíritu) no tendrá nunca palabras de agonía porque la muerte del occiso nunca le ha pertenecido.

El occiso, cualquiera de ellos, se llevó sus montañas, recuperó los dientes que le habían sido robados y que fueron a parar a un escritorio, el retazo de cielo a dos colores, el desierto de los pueblos con sus cabezas cortadas y todo lo que sigue es como la brisa que mueve los cortinados, mueve las persianas, todo está ya en el museo donde el occiso es contemporáneo de su cadáver.

Los bichitos despotrican por un poco de tinta, esas manchas sugestivas, tensas salpicaduras del alma, recuerdos de la ilustración, de lo romántico y tantas cosas, incluso lo que falta.

El paisaje del rostro del occiso se cuartea como las salinas que se cabalgaron, y cuánto; los ojos se han fijado en marcos maravillosos y el silencio de los pasos es el sepulcro de nuestras violencias originales (diría, del occiso).

¿Dónde la civilización y dónde la barbarie? ¿Qué hay de sincero en estas reflexiones? Porque son quizás el eco de lo indocumentado, piensa el ayudante del hombre de la lupa, que es un muchacho joven, un estudiante y que sabe algo de poesía. Se ha separado un poco de su maestro para verlo mejor, tal como es en el centro de la sala. Aquí están todos los ejemplos, parece decir su maestro, todo lo que ha ocurrido en estas últimas decenas de años, son copias degeneradas, ni Perón, ni Menem, ni Videla, ni Yrigoyen, todo eso es del último banco, refracción de espejo manchado, intento fallido de antigüedad; estas hordas no se parecen a aquellas; por ciertas consideraciones éstas yacen arruinadas por la voluntad de conocimiento, piensa que piensa el maestro, o quizás es él el que lo piensa.

Profesor (a ambos los distancia una vitrina con el traje y charreteras que fueron del occiso) profesor, ¿qué piensa Usted del final de la historia? No sabe si mirar la charretera o al estudiante; elije una tercera opción: va al baño a refrescarse un poco el rostro. ¿Cómo que ha finalizado? Y yo con las manos vacías ¿estaré en algún punto de una gloria privada? Y el espejo parece responder “Hijo bobo, transido de dolor y de conocimiento, siempre serás el que viene después. Has hecho del infinito una travesura o de la travesura un infinito. Qué simpática será la nada cuando diga su no”.

Se ríe de su ocurrencia metafísica, se descaspa los hombros sin charreteras, escobitas del incómodo y se alegra por este próximo fin de semana, cuando reúna a sus amigos y le place una frase de su cuño que hará reír a todos, singularmente de tinte post-saavedrista: “Hago tanto asado con tan poco fuego”.

 

7 may 2025

Poema de Ivo Kravic

 

Poema Ivo Kravic

Amor despierta

 

Amor despierta.

La lluvia es de los muertos.

Bendice las promesas postergadas.

 

La gota como un reloj

golpeando en el vidrio.

El tiempo acicalado.

Aconteceres y olvido.

Y es la lluvia que nos abre los ojos,

y la boca y el vino.

Hay una sola lluvia,

la que bendice

el rostro del cosmos

sumergido.

 

Rostros y lluvia pasarán,

la tierra y el aroma de la madera

en el rostro.

 

Amor, despierta.

La lluvia bendice los muertos.

Inmóviles cantan lo que

nunca debió haber ocurrido.

Hay algo extraño que la lluvia bendice.

Lo poco que bajo el cielo

pudo haber sucedido.

 

Como estar preparado

por no haber nacido.

 

28 feb 2025

Carnavales 2025

En vísperas de los Carnavales 2025, comparto este fragmento de Eugenio Trías, que reflexiona a partir de una frase inigualable de Nietzsche.sobre la necesidad de la máscara. Espero que les motive a pensar algo distintos en estos días feriados.

Ivo Kravic

*

“Todo lo que es profundo ama el disfraz… Todo espíritu profundo tiene necesidad de una máscara” (Nietzsche)

Han pasado los años y el mensaje de Zarathustra no ha sido oído […] Actualmente se comienza a sospechar que en esa sistemática voluntad nietzscheana por desmentirse, debe hallarse su coherencia suprema. Asimismo, se empieza a entender la necesidad del uso del aforismo como concreción lingüística de un estado pulsional. Por último, se ha descubierto la “clave” de ese texto escandaloso en las fisuras, en los hiatos, en esos espacios en blanco que separan un aforismo de otro. […]

Si hoy día Nietzsche vuelve a situarse en primer plano de las preocupaciones filosóficas no se debe simplemente a una moda y mucho menos al retorno de un “irracionalismo” cuyo carácter fantasmal señalamos en otra ocasión. La razón de este retorno es sencilla. La filosofía, en efecto, constituye de siempre una reflexión tardía y crepuscular que “eleva la vida a concepto”. Si actualmente la filosofía recupera a Nietzsche, ello es debido a que vitalmente empezamos a ser, sin saberlo, nietzscheanos. 

Pues comenzamos a entender que esa pretendida “unidad de la persona humana”, esa unidad asegurada por un alma bella y hasta inmortal, o por un yo-fetiche o por una supuesta conciencia se desvanece. Comenzamos a comprender que la “identidad personal” es un mito, probablemente burgués, en cualquier caso occidental. Que ese mito se halla asegurado por un bautismo y el consiguiente cobro de un “nombre propio”. […]

Pero detrás de ese carnet ¿qué hay? ¿Qué es eso que llamamos “hombre” sino un paquete de papeles o máscaras (roll-set lo llaman los sociólogos americanos)? Y la conciencia ¿no es la ilusión de una identidad que no tiene fondo, el apego febril a una máscara y un papel? Se ignora que detrás de las máscaras no hay nada –quizá un rostro sin ojos, sin lengua, sin expresión-. […]

Pero yo ya no soy yo, soy ese que se escapa de continuo de si mismo, ese que no se detiene jamás, ese que viaja de continuo, que se disfraza una y otra vez hasta el infinito. […] En ese aforismo, separado por un hiato del siguiente, de ese “otro yo” que desfila detrás de él, de esa otra máscara o disfraz que prolonga el Carnaval hasta el infinito.

Y si la filosofía actual comienza a tomarse en serio ese Carnaval, es que vitalmente comienza a anunciarse ese “anti-sistema” que no hace mucho señalaba Pi del Güell […] Zafarnos de esos proyectos “eternos” o “de por vida” que ahogan el Carnaval en otro Carnaval, en un Carnaval invertido que ignora el “travestis” en que se funda.

 * Eugenio Trías, Filosofía y Carnaval y otros textos fines, Bs, As., Anagrama, 1973, pp. 77-87, fragmentos.